Otro adiós forzado
Hoy es un día triste para todos, el cáncer se lleva a otra persona, una
enfermedad que cada día sigue creciendo impasiblemente ante los ojos incrédulos
de un mundo que parece no saber (o no querer) cómo poner fin a este gusano
insaciable. Quizás esta persona sea más conocida que las que a diario se marchan
– el mismo valor y respeto que al resto – Tito Vilanova, una persona conocida en
el mundo del fútbol. Sin embargo, esa no es la cuestión por la que escribo este
post.
El post hace referencia a una persona que en su
Twitter lanzaba un tweet sobre la muerte de Tito Vilanova:
En un principio imaginas que es un comentario extremadamente desafortunado en
un momento de inconsciencia desmesurada, pero cuando entras a leer su timeline
(parece que Twitter ha eliminado su cuenta, afortunadamente) te das cuenta de
todo lo contrario. Este energúmeno, que incomprensiblemente tiene 9.000
followers, era totalmente consciente de lo que había hecho (además incluía el
hashtag “#AnimsTito”), se sentía orgulloso de la publicación e iba alardeando de
ella, contestando con chulería, prepotencia y desfachatez a los cientos de
usuarios que indignados arremetían con su comunicado.
Si me lo permites obviaré cualquier alusión a esta persona, merece
absolutamente cero.
Nos quedamos sin valores
¿En qué sociedad vivimos? ¿Qué valores estamos transmitiendo a nuestras
futuras generaciones? ¿Qué clase de país tiene como habitantes a personas que
hacen humor sobre la muerte por cáncer de una persona? Pero hay más ¿Y qué
aquellos que están deseando que alguien falle para destrozarlos públicamente? ¿O
los que ser alegran de las desgracias ajenas? ¿O los que se dedican a criticar a
personas que están haciendo grandes cosas sólo porque la envidia les come por
dentro? ¿Y las personas que cuando están a tu lado parecen tus mejores amigos
pero luego te acuchillan delante de cualquiera? Podría seguir aquí. ¿Son tan
pobres y están tan vacías las vidas de algunas personas que encuentran placer en
los infortunios de la gente? En todo esto, parecemos estar a la cabeza como
país.
Cuando leo algo como esto , confirmo mi teoría y quizás la tuya, sí, es
verdad, estamos en crisis. Pero no una crisis económicos, sino una crisis de
valores humanos.
Cuesta absolutamente lo mismo impulsar, apoyar, animar, motivar, posibilitar,
incentivar, inspirar, mejorar y potenciar que destruir, criticar, frenar,
restar, imposibilitar, desmotivar y limitar. En cambio cada uno de los dos
caminos lleva a un mundo completamente diferente.